IN HOC SIGNO VINCIS -MaRCo g. -

Thursday, December 01, 2005

De "Hipérbole". Mi más reciente jalada.

El Avatar, no en esencia, queizá en existencia, quizá podía definirse como un ejercicio de fe y no como una manifestación de evidencia. El Avatar, a juzgar por su perspectiva, en su cuerpo flaco avanzaba con una mochila al hombro, una camisa guanga amarilla y verde de manga corta, pantalones grises y tenis botines blancos.

Era una tarde de verano. Verano en abril. Era una hirviente realidad que subía del empedrado del camino, de la piel del asfalto, y de la lejanía de la tierra aún no fincada. La realidad de Tane-Rore ascendía por el plano x, (seno de e a la nz), hacía una curvatura dimensional que arrugaba la imagen, y la acercaba un punto más en el plano...
Ascendía por los vellos de Agustín el sofocante cenit. Pero en los brazos expuestos, más allá del energizante calor, sentía al mismo tiempo que por los poros le mataba.